Se ha mencionado antes, pero es imposible enfatizar la diferencia entre
percepción y realidad demasiado. La honestidad se considera rudeza.
Aunque en muchas culturas mentir se considera deshonroso, en Rokugan es
una forma de arte. Decir algo que piensas sólo puede decirse a través de
un velo de precaución y cortesía y así es posible comprenderse unos a
otros sin una palabra. Los temas como el amor, el odio y otros asuntos
emocionales son terreno demasiado peligroso para tratarlos, y a menudo
los samurais pasan horas charlando mientras toman el té con alguien... y
queriendo decir mucho más.
Una de las excepciones a esta regla es un samurai bajo la influencia del sake. Un samurai que bebe demasiado siempre es excusado por su actitud y cualquier insulto que haga, mientras sus acciones no impliquen desgracias tales como el asesinato, la deslealtad o la traición. Cuando un hombre está borracho, no puede esperarse que cubra su “auténtico rostro”, y se le permite más amplitud para actuar como desee. Sin embargo es una escapatoria delicada, y no algo de lo que abusar.
Las mayores virtudes de la cultura política de Rokugan son la sinceridad, la lealtad y la justicia. Los dos grandes principios son giri (deber) y on (obligación). La sinceridad no significa honestidad, la sinceridad es la habilidad de parecer honesto. Se espera de un samurai que mienta para proteger el honor de su familia. Es por eso que en un juicio, los testimonios de los miembros familiares no se consideran válidos.
Se espera que un samurai esté listo para dar su vida por su daimyo en cualquier momento. El concepto de lealtad va en ambos sentidos. Un daimyo será leal a la memoria de un samurai caído recompensando a su familia a cambio de su devoción. Este concepto de dar la propia vida para mejorar la propia familia es muy importante. En Rokugan nada es tan importante como la familia. Sin familia, la vida de un samurai (o incluso la de un campesino) no vale nada.
Los samurai son representantes oficiales de su daimyo y éste lo es del Emperador En caso de que el daimyo y su hombres estén demasiado lejos o sean incapaces de mantener la paz, en los pueblos a veces tienen “policía” heimin que hereda su posición. Rokugan tiene un sistema de justicia muy despiadado, pero antes de que alguien pueda ser llevado ante la justicia, se necesita una confesión del perpetrador, o el criminal debe ser atrapado in fraganti. La tortura es un método habitual para obtener confesiones.
Una de las excepciones a esta regla es un samurai bajo la influencia del sake. Un samurai que bebe demasiado siempre es excusado por su actitud y cualquier insulto que haga, mientras sus acciones no impliquen desgracias tales como el asesinato, la deslealtad o la traición. Cuando un hombre está borracho, no puede esperarse que cubra su “auténtico rostro”, y se le permite más amplitud para actuar como desee. Sin embargo es una escapatoria delicada, y no algo de lo que abusar.
Las mayores virtudes de la cultura política de Rokugan son la sinceridad, la lealtad y la justicia. Los dos grandes principios son giri (deber) y on (obligación). La sinceridad no significa honestidad, la sinceridad es la habilidad de parecer honesto. Se espera de un samurai que mienta para proteger el honor de su familia. Es por eso que en un juicio, los testimonios de los miembros familiares no se consideran válidos.
Se espera que un samurai esté listo para dar su vida por su daimyo en cualquier momento. El concepto de lealtad va en ambos sentidos. Un daimyo será leal a la memoria de un samurai caído recompensando a su familia a cambio de su devoción. Este concepto de dar la propia vida para mejorar la propia familia es muy importante. En Rokugan nada es tan importante como la familia. Sin familia, la vida de un samurai (o incluso la de un campesino) no vale nada.
Los samurai son representantes oficiales de su daimyo y éste lo es del Emperador En caso de que el daimyo y su hombres estén demasiado lejos o sean incapaces de mantener la paz, en los pueblos a veces tienen “policía” heimin que hereda su posición. Rokugan tiene un sistema de justicia muy despiadado, pero antes de que alguien pueda ser llevado ante la justicia, se necesita una confesión del perpetrador, o el criminal debe ser atrapado in fraganti. La tortura es un método habitual para obtener confesiones.
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